11 sept 2014

Llantos lunares.

Cayeron de la Luna (que por cierto hoy está preciosa) muchísimas lágrimas de tristeza, que inundaban carreteras, calmaban la sed a los arboles, mojaban varios tipos de pelajes, llenaba estanques era tan grande la tristeza de la Luna que todo mojaba. 
Es extraño porque su tristeza a muchos contagiaba, se veían más impotentes, pero muchos otros veían en ella felicidad, salían bajo sus lágrimas con los brazos bien abiertos a notar como estas lágrimas dejaban a algunos ningún hueco seco. 
La Luna se sintió extraña, ella lloraba, pero a pesar de ello había gente que sentía amor por sus propias lágrimas, o por ella, ¿cómo podía ser esto? lo único que ella recordaba era que sentía odio, odio hacía el ser humano que tanto contamina este mundo, pero fijate en cada uno de ellos, individualmente, cada hombre o mujer como pueden llegar a apreciar de forma tan bella al mundo, incluso cuando este llora por su culpa.

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