Ojos de gata decían que tenía,
con la mirada al infinito perdida,
Un color verde que a todos imponía,
pero quién era aquel que descomponía
su universo paralelo en el que se perdía.
Nadie sabe a quién realmente quería.
Nadie sabe ni cuántos, ni como
pero hay algo que saben todos
que no fue uno ni fueron dos
los que aquella gata mató,
para siempre en ese rincón
en el que los trató cual ratón.
Nadie era digno de sus ojos,
de su pelo, ni su carne,
nadie era digno de su más tierno yo
lo que todos saben es que era adorable
y así se fue a correr en la noche oscura,
buscando nueva presa para su ternura.
