6 jul 2014

Cupón.

Os contaré la historia de una chica que corría peligros, engañaba a la gente y era muy feliz, no hacía daño, cuando engañaba lo hacía para ver sonreír a la gente.
Su engaño era fácil y sencillo, iba caminado por la vida con un cupón para comprar chocolate, se acercaba a la gente con aspecto triste y le preguntaba:
¿Cuál es tu chocolate favorito?
Y la persona a la que se dirigía abría mucho mucho mucho los ojos, hasta brillaban, llenaban su cara con una gran sonrisa de oreja a oreja y cuando contestaban deseando comer ya el chocolate.
Entonces la chica se situaba junto a ellos, colocando su brazo sobre sus hombros y les decía:
Mira al frente, observa el mundo ¿Qué es lo que te preocupa? No temas, comete el mundo como si fuera un enorme chocolate de /su chocolate favorito/ y disfrútalo, no vayas con prisa, cuando te lo comes con prisa nunca podrás disfrutar al máximo de él. Y cuando te lo termines, cuando tu vida acabe, desearás volverla a vivir.
Y la gente se quedaba con esa gran sonrisa observando el mundo imaginando que todo eso era un enorme chocolate, la gente se iba feliz y ella continuaba en su búsqueda de gente que necesitaba ayuda.
//Squeeze my hand.// (2013)

2 jul 2014

Tentaciones

Es la tentación de vivir, de cambiar el destino, de no seguir con lo mismo. Tanto tienta lo desconocido  que si la tinta por esta pluma no cayese para escribir tendría cualquier otro vicio. Probablemente mis pulmones estarían llenos de humo, y mi mente flotante en el noveno paraíso, que ya flota mucho, que ya delira, miedo me daría con otras sustancias químicas, yo con mis ocho infiernos ya soy eterna.

Ocho infiernos, uno en cada tentáculo, así es como la tentación se acerca, bien aferrada a sus ventosas que te impiden alcanzar las tentaciones con facilidad. ¡Que no, que no nos rendimos! dime que no puedo hacerlo y lo haré mejor que el resto. Pero estas son imposibles de soltar una vez alcanzadas. Como si ahora la de las ventosas fuese yo. Y es que a veces lo soy, convirtiendo mi tentación algo en común entre tú y yo (efectos secundarios del amor).

Y si pudiese contener la tentación, si pudiese contener las ganas de apretar el gatillo contra mi nudillo, que es mi corazón, que ha dado tantas vueltas que se ha enredado en sí. Si pudiese contener mis ganas de quemarlo todo y expandir mis ocho infiernos al resto, me contendría, crearía de mis tentaciones virtudes, e incluso aficiones. Pero no, valiente aquella que dijo que no a la serpiente, al pulpo o a lo que fuera.

Deja pasar la tentación, como decía la canción, déjala pasar que su paseo es agradable, es bella andante, pero no la dejes posarse en ti, que te destrozará y ella no te dejará.