24 may 2015

¿Y si todo el mundo bailase al son de una risa?

¿Y si todo el mundo bailase al son de una risa? ¿y si el destello de sus ojos fuese suficiente para alumbrar el mundo?
¿No sería este mundo el país de las maravillas? ¡Qué agradable! Un mundo, un país, sin más fronteras que los ríos, que cruzándolos, la tierra sigue teniendo el mismo nombre, o ninguno por no pertenecer a ningún hombre.
El que nomina domina, ¿quién te nombró a ti, querida tierra? ¿por qué el dominio es algo tan humano?
Los humanos tan posesivos, ¿y si te digo que nada de lo que tienes te pertenece excepto tu vida? ¿Ahora que te queda? Defender la tierra ante todo, porque es donde vivimos, porque sin tierra no hay paraíso, hoy en día tenemos un problema que destruimos el mundo ''sin darnos cuenta'' teniendo recursos para no maltratarla, recurrimos al método ''fácil''.
¿Y si todo el mundo bailase al son de una risa? lucharíamos por ver quien ríe mejor, quien ríe último y sería un mundo de risas eternas. Y no por ver quien gana más millones con su nueva canción. ¿y si el destello de sus ojos fuese suficiente para alumbrar el mundo? Y lo tenemos, y es suficiente, pero ¿quién lo aprovecha? pocos.

12 may 2015

Locura

Y loco es el acusado, porque siempre el que lo ve está cuerdo, o colgado, supuestamente como un ancla con los pies bien pegados al suelo. Porque el que sueña vuela, y ese es el primer loco, el que más lejos llega. Acaso no está loco un caracol que saca los cuernos al Sol, como si él pudiese llegar, pero llega, los cuerdos se enredan entre sus cuerdas y no consiguen ver la realidad de los sueños, no consiguen ver cuantos caracoles viven en el Sol.

¿Y por qué cuerdos? ¿por qué cuerdas? La única respuesta es MARIONETAS. Lo peor de estas marionetas es que son atadas en las garganta, para que a pesar del fuerte nudo y la presión sigan firmes. Hay algunas que al menos consiguen ver através de esas cuerdas sus propios sueños, y tras dejar de ahogarse con esos nudos de garganta consiguen ser libres.

2 may 2015

Fuego de Diciembre a Enero

Sobrevive conmigo un Diciembre y un Enero y habrás pasado la prueba de fuego. Porque en algunos lugares son los meses más ardientes, porque el frío entre tus brazos es fuego.

Sobrevive conmigo esos dos sencillos meses y resistirás al ardor de mi amor, porque pocos aguantan el fuego intenso, pero todos piden calor. Ven, se valiente y soporta la sauna de este amor.

Sobrevive conmigo un diciembre y un enero, y querrás pedirme fuego toda la vida.

Finnish Feathers

''Cuando el primer niño rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos que saltaron por los aires en todas direcciones, y así fue como aparecieron las hadas. 
Por eso debería haber un hada para cada niño y cada niña. Aunque hoy en día los niños saben tantas cosas que dejan de creer muy pronto en las hadas.''- Peter Pan

Cuentan que hay niños que nunca crecen, cuentan que estos afortunados siempre tienen a su hada al lado, y esta vez te voy a contar la historia de una de estos niños, que no es Peter Pan, el más popular. Y no siempre los cuentos son mentira, te lo digo porque soy uno de esos niños. 

Tras tanto esfuerzo mutuo de lucha por despegarse y a su vez por poder mirarse entre madre y bebé, aquel bebé lo primero que hizo no fue llorar como cualquiera hubiese pensado, comenzó a reír y tras esto a llorar, a llorar de felicidad, y desde entonces nunca dejó de dibujarse sonrisas en su propia cara, en su rostro no cabían lágrimas ni enfados, y en rostros ajenos conseguía contagiar estas risas. 
Desde aquel día su hada nació, nunca se sabe dónde nacen las hadas correspondientes a cada niño, algunas pueden nacer más cerca de su niño o puede que lo hagan muy lejos.
El hada de esta niña era albina, la niña a pesar de que su superficie no se viese reluciente su interior era blanco como su hada, pura, limpia, calmada, pacífica y positiva. El blanco es la suma de todos los colores, y efectivamente ella era todo, respetaba y comprendía a sus prójimos, no sólo eso, si no que conseguía formar parte de ellos, y siempre les daba un hueco en ella. A veces conseguía formar tanto parte de ellos, que el color de sus prójimos se volvía menos intenso, menos brusco, se aclaraban.
Nació en Finlandia su hada, a 3.500 km aproximadamente de su niña. Las hadas blancas suelen nacer en lugares nórdicos, o en el polo Sur, ya que consiguen camuflarse mejor con la abundante nieve. A su vez a éstas cada vez que los rayos de sol chocan con sus cuerpos, mientras vuelan todas juntas, crean preciosas y perfectas auroras boreales o australes.

Esta es una historia de una niña que nunca creció, permaneció en su eterna infancia, a veces actuando como una adulta pero nunca olvidando la existencia de su hada, riendo cada día igual que ríe un niño, rompiendo estadísticas sobre lo poco que ríen los adultos. E igual que aquel primer día que vio el mundo, nunca se rindió y luchó por otra mirada, esta vez la de su hada.

La buscó por cada rincón del planeta, la buscó sin saber qué estaba buscando exactamente, con la intuición de que algo iba a encontrar y debía encontrarlo, recorrió cada lugar cálido, cada lugar frío y cada vez se iba acercando más a aquel hada. 

Hasta que un día llegó a Finlandia, ella se dedicaba a vivir al menos 3 meses en cada lugar, para poder investigarlo mejor. Era una niña adulta ya, aunque todos los niños seguían viendo su alma de niña, veían su niña interior, veían que ella tenía juegos dentro, que seguía sin comprender el mundo y que lo observaba como una pequeña niña en su primer día en el parque.

Así corrió y corrió por Finlandia, buscando algo que seguía sin comprender qué era, pero sabía que debía ser ahí, la armonía del blanco, la nieve cayendo en su rostro, el frío, las luces, todo le decía que estaba cerca. Entonces entre tanto frío, entre tantos copos, cayó algo blanco que no era nieve, era una pequeña pluma blanca, no medía ni un centímetro, era tan pequeña y a su vez tan brillante que le sorprendió. ¿Cómo algo tan pequeño podía brillar tanto? Y entonces ya tenía más claro lo que tenía que encontrar... el animal que tenía las plumas más hermosas. Tuvo suerte, la suerte es de los más observadores, siempre tenía suerte, alzó la vista y sobre ella había un gran pino, en el que destacaba algo blanco en su interior. 

Ella no se movió, no quería espantarlo, se quedó mirándolo, intentado forzar la vista que perdía cada vez más. Pero él tampoco se movió, aunque se iba acercando, era el hada más precioso que había, era un hada de espíritu blanco. Era un pequeño pájaro de ojos grandes, parecido a una lechuza pero mucho más pequeña (las hadas están tan cerca nuestro que ni nos vemos, siempre se camuflan entre los animales más irreales), cabía en las palmas de sus manos, y ahí se quedó el hada, que siempre la había protegido, ahí se quedó ella, lo había conseguido, había encontrado lo que siempre había buscado y nunca lo perdería.