4 nov 2012

El ser sin llanto.


Una noche oscura, iluminada por la Luna, viajó desde un lejano planeta un llanto. Cada día se crean infinitos llantos en ese planeta, cada uno llega con la misión de incorporarse a un recién nacido. Esa es la causa de que todos nazcamos llorando, son los llantos en otros planetas creados.

Todos nacemos con con ese llanto, y este se queda con nosotros hasta el fin de nuestros días, cada vez que un marinero viene y nos hace un nudo en el cuello recordamos aquel día, necesitamos llorar para liberarnos, queremos usar de nuevo nuestro obsequio como ese día que nos sentimos libres al salir de su barriga.

Pero una noche lluviosa, bajo la oscuridad de la hermosa luna un niño nació y no fue gratamente obsequiado. Su correspondido llanto nunca llegó, y los médicos no sabían a que se enfrentaban  le hicieron pruebas y análisis, sin resultado... Tenía buenos reflejos, pero nunca había llorado.

Y este niño creció, aprendió a ver la vida, aprendió a andar, a observar sin lágrimas en los ojos, una de las historias más tristes vivió, pero nunca llegó a llorar, sufrió de amor, amistad, hambre, salud, pobreza... Pero siempre caminaba sonriente, cabizalto, firme y sereno. La persona extrañamente más agradecida de no haber sido obsequiada.

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